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El Blog de Noé Vázquez

domingo, 7 de agosto de 2011

Justine o las desventuras de la virtud









A lo largo de los siglos diversos escritores y movimientos literarios han tenido de rescatar al Marqués de Sade el infierno del olvido al que ha sido sometido por la moralidad burguesa que desde el siglo XVIII ha prohibido sus libros. Uno de los ultimos intentos de reinvindicación fue el de los surrealistas de la mano de André Bretón quienes los declararon uno de los suyos. Sade tuvo la rara virtud de ser un escritor marginal encarcelado muchas veces y luego pasar a la inmortalidad por los mismos escritos y letras malditas por las que fue condenado en vida. La Revolución Francesa al tomar la Bastilla realizó el acto simbólico de rescatar ciertos valores y antivalores que el "divino marqués" defendía pero esta misma Revolución también pudo haberlo condenado por representar el "antiguo régimen"; después viene el régimen napoleónico quien tampoco lo comprende y condena. De esta forma Sade no encuentra el nicho y la zona de confort que a la larga llegan a tener muchos escritores. Reverenciado por muchos y condenado por otros al grado de ser visto como un apologistas del crimen, la depravación y la maldad, Sade encontró admiradores en escritores como Flaubert, Dostoievski y el poeta Apollinaire quienes lo leían en privado. Sade es un escritor para leer en soledad en comunión con una comprensión que no conozca de las restricciones morales impuestas por la mentalidad y dogmatismo judeo cristiano, su lectura supone el olvido de ciertos dogmas literarios que podrían buscar la belleza y la sublimidad. Sade no es ésto, aunque suene contradictorio, Sade debe verse como un humanista y un escritor moral. Su antropocentrismo rescata los instintos humanos reprimidos y constreñidos por los convencionalismo y les da una categoría moral; una dimensión en la que pueden expresarse sin restricciones. Su mensaje moral es la condena de la hipocrecía de la sociedad francesa del siglo XVIII que "de dientes para afuera" hablaba de la defensa de la virtud y los principios morales para que, en la práctica llevaran un comportamiento de buitres en donde el libertinaje estaba a la orden del día. Uno de los biografos de Sade ve esa exposición impúdica de las costumbres de su sociedad como una señal de salud que nos permite conocer la verdadera naturaleza de las personas. Sade representa el non plus ultra de las curiosidades y monstruosidades literarias al combinar en una sola persona, de acuerdo a Francine Du Plessix Gray, a "el héroe más lúcido del pensamiento occidental" y al mismo tiempo de definirlo como "una combinación frenética y abominable de todos los crimenes y obsenidades". A lo largo de su vida el marqués de Sade estuvo en diversas prisiones que le consumieron cerca de 30 años; fue sentenciado a muerte por crímenes sexuales y escapó; estuvo en la lista de condendanos a la guillotina; mantuvo una estadía corta en la prisión de La Bastilla y por poco es liberado por la Revolución (salió antes); estuvo al final de su vida yendo y viniendo de asilos como el de Charenton y perseguido siempre por el régimen napolénico que buscaba impedir la publicación de sus libros.



Justine o las desventuras de la virtud nos habla de una muchacha quien a lo largo de un periplo es sometidad a toda clase de depravaciones sexuales ya que al quedar huérfana no tiene quien la protega, mientras que su hermana Juliette se inclina de manera natural al vicio y decide prostituirse. La obra escrita en forma de novela abunda en detalles sobre la violencia sexual y ciertos sofismas, argumentaciones y justificaciones de quienes son los perpetradores de esta violencia. Justine argumenta que su alma está incólume y nada la puede afectar, de esa manera con marcado estoicismo Justine termina sus peripecias siempre conservando sus creencias. La obra tiene una marcada influencia de Voltaire quien en Candido le había dado un contexto filosófico a una novela corta donde exponía las ideas de Leibniz, en concreto la de la armonía preestablecida. En los periplos del Candido siempre hay pruebas a las que éste tiene que someterse y un diálogo filosófico constante. Lo mismo pasa en Justine, en donde se demuestra que las personas que practican el vicio parecen ser al final recompensadas por la sociedad quien termina por aceptarlos y perdonarlos mientras que quienes defienden y practican la virtud acaban derrotados y desvalidos. Juliette y Justine se encuentran mucho tiempo después, Juliette ha triunfado y está casada con un importante personaje, Justine se encuentra sola y vive incomprendida. El vicio triunfa porque no tiene restricciones pero en este caso Juliette se conmueve de la vida virtuosa de Justine y decide seguir su ejemplo llevando al final de su vida una existencia piadosa. Justine encuentra, como buena cristiana, su recompensa en el más allá. Fuente: http://es.shvoong.com/books/classic-literature/2195445-sade-justine-las-desventuras-la/#ixzz1UMk81Auw

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