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El Blog de Noé Vázquez

domingo, 7 de agosto de 2011

El Decamerón


Este es un relato que contiene otros relatos. Estos son cien pequeños relatos distribuidos en diez días o jornadas de diez relatos cada una. Esta es una historia que, como una muñeca rusa o matrioshka contiene muchas otras en su interior. Algún relato nos dirigirá a otro como un preludio, pretexto o introducción al mismo; algunas historias se adivinarán como su fueran un interlineado en el transcurso de la narración; otras más surgirán como un núcleo de ficción desde donde se engendrarán otras narraciones; unas más serán el producto de un extravío en donde el narrador se perdió y llegó a un punto sorpresivo e insospechado; la trama genera vertientes, vasos comunicantes con otras historias; la narración puede perderse, romper el hilo del relato para retomarlo después. Algunas historias sugieren otras que alguien más retoma como una carrera de relevos. Mientras dure la vida que no pare el cuento.
Todo inicia con la peste bubónica que en 1348 ha asolado la ciudad de Florencia dejando sólo muerte a su paso, el escenario es apocalíptico y la comprensión de la tragedia no es dable a explicar en palabras que sólo esconden la consternación, el estupor, la tristeza y el pánico. Es necesario escapar, el cuerpo y la imaginación salen de la ciudad hacia un ambiente más tranquilo en la campiña . En este escenario de muerte el gran poeta Petrarca pierde a su amada Laura y Bocaccio empieza a escribir su obra en esta fecha infausta cuando la peste se recrudecía y cobraba su mayor cantidad de víctimas. El Decamerón es una obra que se sitúa a medio camino entre la ideología del medievo y la corriente renacentista; entre la edad de la razón y el nuevo humanismo, y el enfoque teocéntrico y místico del medievo; en una época en que el romance antiguo en verso es reemplazado por una prosa que revela técnicas que serían retomadas por otros escritores como Cervantes, Lopez de Vega, Mateo Alemán; una época en la que cobra una mayor importancia la clase social burguesa que a partir de ese momento encontraría en la novela su forma de expresión particular y característica de la misma. Las técnicas narrativas de Bocaccio nos acercan a la penetración psicológica, las características anti-heróicas de los personajes, la negación de un enfoque épico de los sucesos, el traslado de lo teocéntrico a lo antropocéntrico presentando al ser humano tal como es, sin mistificarlo ni idealizarlo, el ser humano al natural tiene virtudes y defectos y encontramos en el lo lascivo, inhumano, cruel, cómico, ridículo. Los cuentos que se narran poseen una enseñanza moral además de ser un divertimento donde los personajes que la narran encuentran su pasatiempo en esos días aciagos. El argumento central que será la historia que genere las demás nos habla de siete muchachas que deciden escapar a una casa solariega en el campo, para esto se hacen acompañar de tres muchachos que serán sus protectores a lo largo de este viaje de recreo. Dichas muchachas cuyos nombres esconden otros reales que Bocaccio decide disfrazar para evitar habladurías son: Pampinea, Fiammetta, Filomena, Emilia, Laurita, Neifile y Elisa. Los nombres de los jóvenes que las acompañan son Pánfilo, Filostrato y Dioneo; estos ya conocían a tres de las muchachas que los invitan escapar de la ciudad. Todos ellos acuerdan, ya estando en el campo, contarse cuentos mutuamente. Los cuentos o novelas cortas de El Decamerón nos hablan de temas como la inteligencia, la fortuna y el amor: historias de mala suerte que cambian hacia la infelicidad, mujeres que engañan a sus maridos, burlas o críticas hacia la Iglesia Católica, mujeres raptadas, historias con un marcado erotismo. En la mayoría de las historias se presenta a la mujer siempre susceptible de caer en las tentaciones de la carne, lo cual era una idea común en el medievo. Fuente: http://es.shvoong.com/books/classic-literature/2194033-el-decamer%C3%B3n/#ixzz1UMoXsDlq

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Justine o las desventuras de la virtud









A lo largo de los siglos diversos escritores y movimientos literarios han tenido de rescatar al Marqués de Sade el infierno del olvido al que ha sido sometido por la moralidad burguesa que desde el siglo XVIII ha prohibido sus libros. Uno de los ultimos intentos de reinvindicación fue el de los surrealistas de la mano de André Bretón quienes los declararon uno de los suyos. Sade tuvo la rara virtud de ser un escritor marginal encarcelado muchas veces y luego pasar a la inmortalidad por los mismos escritos y letras malditas por las que fue condenado en vida. La Revolución Francesa al tomar la Bastilla realizó el acto simbólico de rescatar ciertos valores y antivalores que el "divino marqués" defendía pero esta misma Revolución también pudo haberlo condenado por representar el "antiguo régimen"; después viene el régimen napoleónico quien tampoco lo comprende y condena. De esta forma Sade no encuentra el nicho y la zona de confort que a la larga llegan a tener muchos escritores. Reverenciado por muchos y condenado por otros al grado de ser visto como un apologistas del crimen, la depravación y la maldad, Sade encontró admiradores en escritores como Flaubert, Dostoievski y el poeta Apollinaire quienes lo leían en privado. Sade es un escritor para leer en soledad en comunión con una comprensión que no conozca de las restricciones morales impuestas por la mentalidad y dogmatismo judeo cristiano, su lectura supone el olvido de ciertos dogmas literarios que podrían buscar la belleza y la sublimidad. Sade no es ésto, aunque suene contradictorio, Sade debe verse como un humanista y un escritor moral. Su antropocentrismo rescata los instintos humanos reprimidos y constreñidos por los convencionalismo y les da una categoría moral; una dimensión en la que pueden expresarse sin restricciones. Su mensaje moral es la condena de la hipocrecía de la sociedad francesa del siglo XVIII que "de dientes para afuera" hablaba de la defensa de la virtud y los principios morales para que, en la práctica llevaran un comportamiento de buitres en donde el libertinaje estaba a la orden del día. Uno de los biografos de Sade ve esa exposición impúdica de las costumbres de su sociedad como una señal de salud que nos permite conocer la verdadera naturaleza de las personas. Sade representa el non plus ultra de las curiosidades y monstruosidades literarias al combinar en una sola persona, de acuerdo a Francine Du Plessix Gray, a "el héroe más lúcido del pensamiento occidental" y al mismo tiempo de definirlo como "una combinación frenética y abominable de todos los crimenes y obsenidades". A lo largo de su vida el marqués de Sade estuvo en diversas prisiones que le consumieron cerca de 30 años; fue sentenciado a muerte por crímenes sexuales y escapó; estuvo en la lista de condendanos a la guillotina; mantuvo una estadía corta en la prisión de La Bastilla y por poco es liberado por la Revolución (salió antes); estuvo al final de su vida yendo y viniendo de asilos como el de Charenton y perseguido siempre por el régimen napolénico que buscaba impedir la publicación de sus libros.



Justine o las desventuras de la virtud nos habla de una muchacha quien a lo largo de un periplo es sometidad a toda clase de depravaciones sexuales ya que al quedar huérfana no tiene quien la protega, mientras que su hermana Juliette se inclina de manera natural al vicio y decide prostituirse. La obra escrita en forma de novela abunda en detalles sobre la violencia sexual y ciertos sofismas, argumentaciones y justificaciones de quienes son los perpetradores de esta violencia. Justine argumenta que su alma está incólume y nada la puede afectar, de esa manera con marcado estoicismo Justine termina sus peripecias siempre conservando sus creencias. La obra tiene una marcada influencia de Voltaire quien en Candido le había dado un contexto filosófico a una novela corta donde exponía las ideas de Leibniz, en concreto la de la armonía preestablecida. En los periplos del Candido siempre hay pruebas a las que éste tiene que someterse y un diálogo filosófico constante. Lo mismo pasa en Justine, en donde se demuestra que las personas que practican el vicio parecen ser al final recompensadas por la sociedad quien termina por aceptarlos y perdonarlos mientras que quienes defienden y practican la virtud acaban derrotados y desvalidos. Juliette y Justine se encuentran mucho tiempo después, Juliette ha triunfado y está casada con un importante personaje, Justine se encuentra sola y vive incomprendida. El vicio triunfa porque no tiene restricciones pero en este caso Juliette se conmueve de la vida virtuosa de Justine y decide seguir su ejemplo llevando al final de su vida una existencia piadosa. Justine encuentra, como buena cristiana, su recompensa en el más allá. Fuente: http://es.shvoong.com/books/classic-literature/2195445-sade-justine-las-desventuras-la/#ixzz1UMk81Auw

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